martes, 11 de junio de 2019

PRINCIPIOS, PRECEPTOS Y PREMISAS.

PRINCIPIOS, PRECEPTOS Y PREMISAS.
1. Educar con, por y para todas y todos.
Una educación que nos incluya a todas y todos es el primer consenso de la Consulta Nacional por la Calidad Educativa. Nuestra Constitución establece que la educación media completa es parte de la educación obligatoria, así que es nuestro deber (el de todas y todos) garantizar que sea una educación con todas y todos, que nadie se nos quede afuera. Es inmensa la diferencia para la vida de un o una adolescente y para la sociedad toda, que esté un joven o una joven dentro o fuera de un liceo o de una escuela técnica.
No se trata de garantizar solamente el acceso a la educación media, es necesario desarrollar prácticas educativas y condiciones para que el o la estudiante  permanezca y aprenda.
2. Educar en, por y para la ciudadanía participativa y protagónica.
Conforme a su Exposición de Motivos, nuestra Constitución establece “… la consagración amplia del derecho a la participación en los asuntos públicos de todos los ciudadanos y ciudadanas, (…). Este derecho no queda circunscrito al derecho al sufragio, ya que es entendido en un sentido amplio, abarcando la participación en el proceso de formación, ejecución y control de la gestión pública (…). Concebir la gestión pública como un proceso en el cual se establece una comunicación fluida entre gobernantes y pueblo, implica modificar la orientación de las relaciones entre el Estado y la sociedad, para devolverle a esta última su legítimo protagonismo. Es precisamente este principio consagrado como derecho, el que orienta el Capítulo referido a los derechos políticos”.
La democracia participativa y protagónica es el corazón del nuevo ordenamiento político venezolano, que no solamente plantea la participación como derecho sino también como deber. La conocida sentencia de Simón Rodríguez: Formar republicanos para tener República, se puede traducir hoy en formar una ciudadanía participativa y protagónica para tener una auténtica democracia en la que el pueblo sea el soberano.

3. Educar en, por y para el amor a la Patria, la soberanía y la autodeterminación.
Nuestra Constitución cuando abre un capítulo sobre los deberes es muy concisa, establece sólo 6 artículos y el primero de ellos, el artículo 130, señala que: “Los venezolanos y venezolanas tienen el deber de honrar y defender la patria, sus símbolos y valores culturales; resguardar y proteger la soberanía, la nacionalidad, la integridad territorial, la autodeterminación y los intereses de la nación”.
La soberanía y la autodeterminación son principios que fundamentan la relación entre los estados, conforme a la declaración fundacional de las Naciones Unidas. Estos principios, su historia y significado, así como la historia que hemos recorrido y construido como pueblo para hacernos independientes, tienen que ser tema de estudio indispensable, como lo señalaremos en la sección correspondiente. Pero cuando hablamos de la Patria y del amor a la Patria como referente ético y como práctica cotidiana en nuestras escuelas nos referimos a un asunto más amplio, que se sustenta en el conocimiento pero no se restringe a él.

4. Educar en, por y para el amor, el respeto y la afirmación de la condición humana.
En el mundo existen muchas formas de injusticias que derivan en exclusiones, sufrimientos, agresiones, violencias, guerras y caos. La explotación de un ser humano por otro ser humano, la división social del trabajo con sus jerarquías implícitas, la explotación y violencia hacia la mujer, la explotación y violencia hacia los niños y las niñas, mancillar la dignidad de pueblos, religiones, sexos diversos, maltratos físico y verbales hacia el o la diferente, la descalificación, estigmatización y ridiculización de seres humanos fundamentado en estereotipos impuestos por el modelo social mercantilista y publicitario, de bonitos, feos, exitosos, fracasados, populares, no populares, entre tantos estereotipos creados, en una sociedad así, se genera un “sálvese quien pueda” que difícilmente permita el respeto, el amor, la paz y la convivencia. Las instituciones educativas no escapan a esta realidad de intolerancia social, individualismo y competencia, reforzada por los medios de comunicación masivos a nivel mundial, no siendo fortuito el aumento de la agresión y la violencia entre estudiantes e inclusive entre los adultos y las adultas.

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