Secretos de jardinería
Antes de poner en marcha tu jardín, debes escoger un lugar. La mayor parte de las plantas de jardín necesitan mucha luz solar ; por tanto elige para ellas un sitio en el que el sol dé casi todo el día.
Después , cava la tierra, remuévela y rastríllala suavemente. Tu padre o tu madre te pueden ayudar, si es necesario.
Cuando la tierra esté preparada, traza varias líneas para sembrar las semillas o plantas que vayas a plantar. Clava firmemente algunos puntiagudos en el suelo, luego extiende un hilo sobre ellos.
Para hacer los agujeros donde poner las semillas, clava un palo puntiagudo en el suelo. Si quieres plantar pequeñas plantas ya nacidas, como tomates , cebollin, te hará falta una paleta. Empleála como si fuera una cuchara grande para vaciar los agujeros.
Para la tierra sobrante y arrancar las hierbas . te ira bien un rastrillo de mano . Arrodíllate en el suelo y arrástrarlo por todo el jardín.
Riega la tierra alrededor de cada planta o semilla hasta que este mojada, pero no encharcada,
Exito Prof en la creación de su pequeño jardín.
ResponderBorrarPEDAGOGÍA DEL AMOR Y LA TERNURA
ResponderBorrarEl amor es el principio pedagógico esencial. De muy poco va a servir que un docente se haya graduado con excelentes calificaciones en las universidades más prestigiosas, si carece de este principio. En educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo. No es posible calidad sin calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún currículo por abultado que sea, puede reemplazar al afecto en educación. Amor se escribe con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento, asombro, acompañamiento, amistad. El educador es un amigo que ayuda a cada alumno, especialmente a los más carentes y necesitados, a superarse, a crecer, a ser mejores.
Amar significa aceptar al alumno como es, siempre original y distinto a mí y a los demás alumnos, afirmar su valía y dignidad, más allá de si me cae bien o mal, de si lo encuentro simpático o antipático, de si es inteligente o lento en su aprendizaje, de si se muestra interesado o desinteresado. El amor genera confianza y seguridad. Es muy importante que el niño se sienta en la escuela, desde el primer día, aceptado, valorado y seguro. Sólo en una atmósfera de seguridad, alegría y confianza podrá florecer la sensibilidad, el respeto mutuo y la motivación, tan esenciales para un aprendizaje autónomo. Hacer niños felices es levantar personas buenas. Educar es un acto de amor mutuo. Es muy difícil crear un clima propicio al aprendizaje si no hay relaciones cordiales y afectuosas entre el profesor y el alumno, si uno rechaza o no acepta al otro.
El amor es también paciente y sabe esperar. Por eso, respeta los ritmos y modos de aprender de cada alumno y siempre está dispuesto a brindar una nueva oportunidad. La educación es una siembra a largo plazo y no siempre se ven los frutos. De ahí que la paciencia se alimenta de esperanza, de una fe imperecedera en las posibilidades de superación de cada persona. La paciencia esperanzada impide el desánimo y la contaminación de esa cultura del pesimismo y la resignación que parecen haberse instalado en tantos centros educativos.