LA PEDAGOGIA DEL
AMOR
En
educación es imposible ser efectivo sin ser afectivo. No es posible
calidad sin calidez. Ningún método, ninguna técnica, ningún currículo por
abultado que sea, puede reemplazar al afecto en educación. Amor se escribe
con “a” de ayuda, apoyo, ánimo, aliento, asombro,
acompañamiento, amistad. El educador es un amigo que ayuda a cada alumno,
especialmente a los más carentes y necesitados, a superarse, a crecer, a ser
mejores.
Sí
hablamos de Amor, debemos empezar por nosotros mismos, como seres únicos y
originales; tan desiguales, con el proceso de auto-aceptación, lo cual nos
permitirá lograr el objetivo: ser una
fuente de inspiración, un ejemplo, un molde a seguir, para el niño y la niña de
hoy.
Ahora
bien; estimados colegas, en este ámbito, es imposible obviar, una palabra tan
funcional, y que para nosotros es imprescindible; el sentido de vocación. La
cual se puede relacionar a la sed de servir, y quizás hasta de transformar.
La
pedagogía del amor o pedagogía de la ternura es reconocimiento de
diferencias, capacidad para comprender y tolerar, para dialogar y llegar a
acuerdos, para soñar y reír, para enfrentar la adversidad y aprender de las
derrotas y de los fracasos, tanto como de los aciertos y los éxitos.
La
ternura es encariñamiento con lo que hacemos y lo que somos, es deseo de
transformarnos y ser cada vez más grandes y mejores. Por esto, ternura también
es exigencia, compromiso, responsabilidad, rigor, cumplimiento, trabajo
sistemático, dedicación y esfuerzo, crítica permanente y fraterna. En
consecuencia, no promueve el dejar hacer o deja pasar, ni el caos, el desorden
o la indisciplina; por el contrario, promueve la construcción de normas de
manera colectiva, que partan de las convicciones y sentimientos y que suponen la
motivación necesaria para que se cumplan.
Ahora
bien, el llamado es a practicar una pedagogía impregnada del sentimiento, llena
de servicio, que nos genere el placer de
que, aquella mirada inocente nos agradece con una grata sonrisa; el simple
hecho de que somos un patrón que proyecta el camino hacia la cima del éxito.
Qué lindo sería que todos aplicáramos la pedagogía del amor, no solo en las aulas, sino en nuestros hogares y en la sociedad en general... No habría tanta intolerancia, ni tanta delincuencia... Excelente tema colega 🙌
ResponderBorrar