Pedagogía
y prácticas emancipadoras. Actualidades de Paulo Freire
Ana
María Prieto Hernández
Françoise Garibay y
Michel Séguier (Coords.), México: IPN, UNESCO, UADY y Secretaría de Educación
de Yucatán, 2012
Instituto Politécnico Nacional.
Pedagogía y prácticas emancipadoras. Actualidades de Paulo Freire, está formado por ocho capítulos y dividido
en tres partes. En la primera de ellas se presenta el pensamiento de Freire y
sus cuestiones clave, lo que vuelve muy accesibles sus ideas. El libro
colectivo fue publicado originalmente en francés en 2009 y editado por el
Instituto Politécnico Nacional en 2012, a fin de difundir la propuesta
pedagógica de Paulo Freire y algunas experiencias de capacitación en el medio
rural. Es un libro que nos permite vislumbrar caminos en pos de un mundo mejor
y que nos interpela sobre nuestra responsabilidad para construir un futuro
diferente, contrario a la racionalidad dominante. Los ejes de reflexión son:
1. Participar, para construir una vida en común
distinta, lejos del statu quo.
2. Emancipar, más allá de la autonomía y la
igualdad, a fin de concebir un mundo más abierto y justo para todos, sostenido
en relaciones sociales basadas en la solidaridad.
3. Capacitar, para dar coherencia a los proyectos y
guiar la actuación de los sujetos en pos de su libertad.
La epistemología de Paulo Freire y las experiencias descritas
permitieron a los autores, a partir de un constante diálogo, convertir los
conceptos en procesos prácticos que buscan estrategias de transformación y
modos de aprendizaje acordes con los desafíos modernos. El libro se divide en
tres partes que contienen reflexiones pedagógicas desarrolladas a partir de
prácticas emancipadoras en varias partes del mundo.
La primera, nos recuerda la vida y obra de Freire: su contexto, su
historia y la evolución de sus ideas. En ella se revisa la trayectoria de los
autores y se actualizan los conceptos clave: emancipación, liberación,
humanización, conciencia, participación, transformación social, así como sus
relaciones. También propone una escala de participación: un primer nivel,
cuando trabajamos para y no con la gente; un segundo nivel, donde la gente toma
responsabilidades, pero el modo de intervención está definido por externos; y
la verdadera participación, cuando la comunidad determina sus prioridades y
administra su desarrollo, con la transformación social consecuente.
La segunda parte, contiene 14 experiencias de educación
emancipadora llevadas a cabo en diversas partes del mundo, divididas en tres
bloques:
► El primero, aborda el intento por
hacer de la capacitación una forma de pedagogía emancipadora. Aquí se
encuentra el trabajo desarrollado por Françoise Garibay en México con
campesinos e indígenas en un intento de acompañarlos en la transformación de su
vida, desde los medios de subsistencia, pasando por la humanización y la
participación social y política. La herramienta fundamental para este proceso
es la investigación acción, con formas alternativas de producir economía
solidaria en un mundo neoliberal globalizado. El trabajo colectivo y la
demostración de su posibilidad son el hilo conductor de estas experiencias.
► El segundo bloque, "Pedagogías
emancipadoras y acción cultural", contiene una experiencia que nos
recuerda a Iván Illich, ya que hay un proceso de libre oferta y demanda de saberes que
permite la construcción de redes. Otra experiencia relata la participación en
Francia de personas en una situación de pobreza extrema en la definición de las
políticas públicas que las afectan, con la colaboración de universitarios. Una
experiencia más analiza el proceso emancipador implícito en la elaboración
colectiva de la historia de una favela en Brasil, que le permite recuperar su
dignidad. Otra, expone la manera en que la educación emancipadora llega a las
aulas de la educación formal para salir al mundo por medio del arte como
vehículo de expresión de lo propio, como fuente de reflexión y toma de
conciencia. Los diversos autores plantean la necesidad del acompañamiento
prolongado en estos procesos y el riesgo de la banalización una vez que las
políticas son asumidas por las instancias gubernamentales.
► El tercer bloque se refiere a la
participación ciudadana y la democracia. En las experiencias descritas se
plantea la formación de las personas a fin de que participen en asuntos
públicos, lo que implica tener influencia en las instituciones y políticas para
definirlas. En algunos casos, la presión social logra trascender lo local y se
convierte en tema regional o nacional. Una de las experiencias relata cómo una
comunidad con problemas de salud mental abre un espacio ciudadano para crear un
entorno favorable encaminado a construir y ganar el apoyo de la gente (advocacy). La palabraadvocacy aparece solamente en una de las
experiencias, pero tiene vigencia para todas, pues abre un camino más amplio
desde las experiencias transformadoras locales. En muchas de las experiencias
relatadas hay reflexiones novedosas, vistas desde la "pedagogía
emancipadora": una de ellas es la posibilidad de trabajar desde los
espacios públicos o desde el ayuntamiento, como las experiencias de
capacitación en la Secretaría de la Reforma Agraria; en otras experiencias se
crean espacios que pasan a ser apoyados por el Estado como fruto de la
movilización y la negociación de la población. Es notable que prácticamente
ninguna de las experiencias desemboca en acciones "extralegales" de
toma de oficinas o formas de presión con violencia, siempre hay una vigilancia
activa que fortalece la capacidad de propuesta, y el diálogo exigente es la
tónica de casi todas. Una reflexión novedosa es trabajar desde la escuela: en
algunos casos, como punto de partida; en otros, como punto de llegada o como
complemento. Hay experiencias que transitan de abajo hacia arriba, otras que
ocupan espacios públicos.
La tercera parte del libro reflexiona sobre los aprendizajes que
han generado las experiencias para los contextos actuales en los que la
globalización y el neoliberalismo exacerban la desigualdad y limitan las
condiciones para la transformación social. Primero, se realiza una
caracterización de los conceptos clave. El más importante, que le da título al
libro, es el de la "educación emancipadora". Se comienza hablando de
la necesidad de evitar que el propio sistema educativo se convierta en
generador de exclusión u opresión y de encontrar el sentido emancipador de la
capacitación para el trabajo; se reivindican los saberes populares y se rechaza
todo intento de dominar o marginar culturas. La pedagogía emancipadora, señala
el texto, se refiere a la interacción entre querer/saber/poder. Los procesos de
empoderamiento están en reconocer el potencial transformador que como sujetos
poseemos, lo cual permite reconocer que si queremos algo podemos construirlo
con nuestro esfuerzo y colaboración.
El libro reafirma la reciprocidad formativa que permite la
enseñanza y el aprendizaje de educadores y educandos como mecanismo compartido
de comunicación: dar y recibir, de lo cual nos habla Freire. En el texto se
habla de la diversidad de maneras de aprender y su descubrimiento, de la
metacognición como proceso de reconocer los sistemas mediante los cuales se
aprende. También se asume la capacitación como una pedagogía emancipadora, en
la cual el contexto inmediato y la realidad del trabajo se convierten en la
fuente fundamental de los contenidos de aprendizaje, pero en el que hay que
superar el ámbito de lo empírico para apropiarse de otros conocimientos
necesarios para transformar la realidad.
Como dijimos anteriormente, el motor de este proceso es la
investigación acción, la cual parte del reconocimiento de una situación
problema, insostenible e intolerable, que hay que transformar; una
"situación límite", en palabras de Freire, que se necesita superar.
La conciencia lleva a implicarse, comprometerse, organizarse y participar para
transformar la realidad, crear el "inédito viable", recurriendo
nuevamente a Freire. Las experiencias relatadas en la segunda parte del libro
manifiestan por qué se habla de una pedagogía y una práctica emancipadora. Esas
reflexiones fueron la base para que en la tercera parte se hiciera la
recuperación de las estrategias, los principios, los modos de aprendizaje y las
herramientas emancipadoras, lo cual es el aporte principal del libro. En el
texto identificamos dos grandes categorías de estrategias: las que comienzan
por la acción de movilización -que es educativa en sí misma-, y las que más
bien educan para la acción.
Hay principios y modos de aprendizaje que son comunes a la mayoría
de las experiencias, entre ellos destaca como constante la complejidad, ya que
la realidad es diversa, multifactorial y multidisciplinaria, por lo que los
problemas y soluciones tienen varias dimensiones. Otro principio común es
arrancar de la realidad que presenta cada uno, pues es la fuente de los
contenidos de aprendizaje; implícita en este principio está la necesidad de
partir de la experiencia y del conocimiento de los participantes. Al mismo
tiempo, se enfatiza el valor de la dimensión cultural y sus diferentes
expresiones, así como de lo emocional en los procesos de toma de conciencia.
Especialmente interesante es la postura que manifiesta que no basta con el
saber popular que solo se orienta hacia la resistencia, tampoco es suficiente
el cruce de saberes: lo necesario, al parecer, es la construcción conjunta de
nuevas competencias para la emancipación. También se descubre que no se trata
solo de rescatar saberes, sino de establecer una ruptura epistemológica que
permita desaprender, liberarse de saberes que limitan y condicionan para
deconstruir visiones del mundo binarias y trabajar las multiplicidades. Emerge
la importancia del territorio y su control como un propósito de la
emancipación: claramente, en zonas rurales, pero también en las urbanas, como
lo muestran algunas de las experiencias.
Posteriormente, se exponen algunos principios propios de las
estrategias mostradas: la movilización, convertir la lucha y la acción en
fuentes de aprendizaje, la construcción de ciudadanía, la formación de la
memoria, la adquisición de saberes para la acción y, en todo este proceso, el
intercambio que supone la integración del código y del lenguaje del otro.
Entre las herramientas que destacan los autores como centrales
para los procesos emancipadores están:
► La investigación acción como
metodología que permite llegar a un diálogo sobre algo que los destinatarios no
conocen, tanto de su entorno como de la realidad externa.
► La capacitación, tal y como se
redefine en esta obra y en las experiencias que le dan sustento.
► Las redes para el intercambio de saberes y
la acción colectiva como punto de llegada de procesos locales y de partida de
procesos transformadores más amplios. En estas redes abiertas se diversifica el
ámbito de relación, se amplía el espacio de intervención, se abren horizontes y
se aprende a construir con otros para hacer sitios fecundos de saberes.
Trabajar en redes permite construir sujetos colectivos que toman conciencia
juntos y se movilizan. Esta conexión de intenciones -sostenidas por valores que
se construyen y descubren comunes- tiene una fuerza de transformación de sí y
colectiva, pues se desarrolla una inteligencia social.
► La sistematización colectiva de las
experiencias, pues la escritura juega un papel fundamental en los procesos de
emancipación, y esta obra es el mejor ejemplo de ello.
► Desarrollar actividades económicas
viables cuando las opresiones son monetarias y sociales; varias experiencias
hablan de la posibilidad de hacerlo.
En el libro se enumeran herramientas mucho más concretas para
objetivos específicos en el proceso emancipador derivadas de experiencias que
en ello son notablemente ricas. Así, para desarrollar la identidad, la creación
de un museo comunitario, la producción de libros en lengua materna, el trabajo
sobre la memoria histórica, la representación teatral de problemas de la
comunidad, o la creación de sitios en la Internet sobre la vida cotidiana en
una favela son ejemplos vivos de sus amplias posibilidades.
Para el ejercicio de una ciudadanía activa, los foros y las redes
muestran su potencial, ya que permiten que los sujetos se abran a otras
miradas. Las experiencias proponen herramientas susceptibles de romper con los
prejuicios y provocar un cambio de visión como "el sendero de los
prejuicios", mediante el cual se revisa la confrontación de culturas y se
analizan las etiquetas sociales para superar las suspicacias y pensar de otro
modo. El libro termina con la advertencia de que ninguna herramienta debe ser
aplicada de manera mecánica, y sugiere que su uso sea revisado periódicamente.
Por último, el libro recoge las preocupaciones relatadas en cada experiencia
señalando sus límites y posibilidades; si bien la emancipación individual se
verifica en todas ellas, en algunas es difícil la emancipación grupal o
colectiva, pues sus logros resultan muy frágiles debido a la dependencia
económica del exterior, a la violencia como realidad cotidiana, al viraje hacia
la derecha en el escenario político y al creciente individualismo en la
sociedad.
En otro orden de ideas, si bien se constatan transformaciones
locales importantes, la gran duda es cómo transformar un sistema injusto que es
supranacional. El dilema entre lo urgente y lo importante, las medidas
emergentes y las necesidades de transformación a largo plazo son otros motivos
de cuestionamiento.
Por último, en un esfuerzo de honesta autocrítica, los autores se
preguntan cómo asegurar prácticas verdaderamente emancipadoras frente a las
tentaciones de dominación y mesianismo de los actores promotores y docentes.
El libro que en esta ocasión reseñamos es de lectura
indispensable, pues nos devuelve la esperanza sobre el trabajo transformador
con sectores populares; nos dota de nuevos cuestionamientos y herramientas,
conceptuales y metodológicas, derivadas de más de una década de experiencias a
lo largo y ancho del mundo. Nos advierte de las adversidades y límites, pero
nos abre muchas posibilidades, entre ellas, las que nos proporcionan las redes,
como la que se constituyó en el año 2000, la cual sigue vigente hasta ahora e
hizo posible la escritura de esta obra. Una renovada visión de las prácticas
educativas de Paulo Freire nos llega por medio de este libro, que va más allá
de una obra colectiva, porque la realizó un grupo amplio de autores que en su
momento fueron actores de los programas educativos que se analizan en el texto.
Hoy, la realidad impone la necesidad de formar personas que no
solo adquieran conocimientos, sino que además sean ciudadanos conscientes que
actúen sobre este mundo y la realidad. Por eso, fue un verdadero logro reunir
estas experiencias y profundizar en ellas, confrontando sus planeamientos, sus
maneras de hacer y los instrumentos que utilizaron. En el trayecto de la
elaboración del libro se revisaron diversos métodos de capacitación y se
destacaron los aportes de Freire; el grupo reflexionó a fondo sobre la teoría
de la capacitación y produjo el concepto trabajo/ aprendizaje, que ha sido
reconocido y difundido.
En el análisis de los trabajos que presenta el libro se situaron
las prácticas que en la actualidad se consideran estrategias emancipadoras,
entre las cuales figuran cuatro experiencias mexicanas de pedagogía y
capacitación que aportan muchísimos elementos para la instrumentación,
aplicación y desarrollo. El libro apela al espíritu de transformación social,
aunque se haya vuelto obsoleto, pues el posmodernismo generó un ambiente en el
que estaba prohibido pensar y, peor aun, actuar. La publicación de esta obra es
una oportunidad para saber que, en el mundo, Freire está presente en
experiencias múltiples, sumamente diversas, adaptadas a sus contextos, sin
renunciar a su vocación transformadora. Ahora tenemos que resignificar y darle
más potencia a palabras, como emancipación, participación y transformación
social. Debemos reducir la tendencia de la gente a emigrar porque no encuentra
las vías para que su actividad económica genere parte de la riqueza de su
comunidad o región. Lograrlo implica una lucha que empieza por la acción y la
educación.
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